Santiago el Mayor: muerto a filo de espada por orden de Herodes Agripa I, rey de Judea.
Andrés: hermano de Pedro, fue crucificado en Patrás, en Grecia, lo amarraron a una cruz en forma de X y que allí estuvo padeciendo durante tres días, los cuales aprovechó para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban.
Juan: el más joven de todos, murió aproximadamente en el 101 D.C. Fue exiliado a la isla la Patmos, donde escribió el Apocalipsis.
Felipe: fue crucificado aproximadamente sobre el año 80 D.C en Hierápolis, Turquía por crucifixión.
Bartolomé: su martirio y muerte se atribuyen a Astiages, rey de Armenia y hermano del rey Polimio que San Bartolomé había convertido al cristianismo. Como los sacerdotes de los templos paganos, que se estaban quedando sin seguidores, protestaran ante Astiages de la labor evangelizadora de Bartolomé, Astiages mandó llamarlo y le ordenó que adorara a sus ídolos, tal como él había hecho con su hermano. Ante la negativa de Bartolomé, el rey ordenó que fuera desollado vivo en su presencia hasta que renunciase a su Dios o muriese.
Tomás: murió martirizado en la India, sobre el año 72.
Mateo: murió martirizado en Etiopía.
Santiago el Menor: murió en Jerusalén en el año 62.
Judas Tadeo: murió aproximadamente entre el 60 y 70 D.C en Sumir o Edessa.
Judas Iscariotes: también es referido como «Judas, hijo de Simón» (Jn 6:71; Jn13:26). Judas, a causa de su traición a Jesús, se ahorcó y a raíz de esto se escogió a Matías como su reemplazo.
Simón el Celote: habría muerto como mártir en la costa de Mar Negro cerca del Cáucaso, probablemente en el territorio de la actual Abjasia.
Matías: el sucesor de Judas, elegido a la suerte en el monte de la sangre .
Otros grandes mártires del cristianismo fueron Esteban y Pablo de Tarso del que hablaremos más adelante
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