Fue el autor de los Hechos de los Apóstoles.
Pablo nació entre el año 5 y
el año 10 en Tarso (en la actual Turquía), por entonces ciudad de la provincia romana de Cilicia, en la costa sur
del Asia Menor.
Hijo de hebreos y
descendiente de la tribu de Benjamín , fue educado en Jerusalén que fue instruido a
los pies del famoso rabino Gamaliel, que
era fariseo.
Según los Hechos de los Apóstoles, el primer contacto fidedigno con los seguidores
de Jesús lo tuvo en Jerusalén, con el grupo judeo-helenístico de Esteban y sus compañeros. Pablo aprobó la
lapidación de Esteban el protomártir, ejecución datada de la primera mitad de
la década del año 30.
Según el libro de los Hechos de los Apóstoles, luego del
martirio de Esteban, Saulo Pablo se dirigió a Damasco,
hecho que los biblistas tienden a situar en el término del año subsiguiente a
la lapidación de Esteban, según se comenta en la sección anterior.
Entretanto Saulo, respirando todavía amenazas y muertes contra los
discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote, y le pidió cartas para las
sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos seguidores del Camino,
hombres o mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén. Sucedió que, yendo de
camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del
cielo, cayó en tierra y oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me
persigues?» El respondió: «¿Quién eres, Señor?» Y él: «Yo soy Jesús, a quien tú
persigues. Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.»
Los hombres que iban con él se habían detenido mudos de espanto; oían la voz,
pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos
abiertos, no veía nada. Le llevaron de la mano y le hicieron entrar en Damasco.
Pasó tres días sin ver, sin comer y sin beber.
Hechos de los Apóstoles 9:1-9
Pablo mismo presentó esta experiencia como
una «visión» (1Corintios 9:1),
como una «aparición» de Jesucristo resucitado (1Corintios 15:8)
o como una «revelación» de Jesucristo y su Evangelio (Gálatas 1:12-16; 1Corintios 2:10).
Pero nunca presentó esta experiencia como una «conversión», porque para los
judíos «convertirse» significaba abandonar a los ídolos para creer en el Dios
verdadero, y Pablo nunca había adorado a ídolos paganos, ni había llevado una
vida disoluta. Los biblistas tienden a acotar a un marco muy preciso el
significado del término «conversión» aplicado a Pablo. En realidad, cabe
que Pablo interpretara que tal experiencia no lo hacía menos judío, sino que le
permitía llegar a la esencia más profunda de la fe judía. Por entonces, el cristianismo aún
no existía como religión independiente.
Magnitud de los viajes
Pablo hacía generalmente sus viajes a pie .
El esfuerzo realizado por Pablo de Tarso en sus viajes es digno de mención. Si
se cuenta únicamente el número de kilómetros de los tres viajes por Asia Menor,
se puede dar el siguiente resultado, según Josef Holzner:
·
Primer viaje: desde Atalia, el puerto a donde llegó desde Chipre, hasta
Derbe, ida y vuelta, 1 000 km.
·
Segundo viaje: desde Tarso hasta Tróade, 1 400 km. Si se tiene en
cuenta el desplazamiento por Galacia hasta su capital, Ancira, hay que añadir
526 km más. Por lo tanto, solamente dentro del Asia Menor recorrió por lo
menos 1 926 km. Este cálculo de mínimos se debe a que la narración de
los Hechos de los Apóstoles es muy general y se limita a decir
que atravesó la región de Galacia y Misia.
·
Tercer viaje: de Tarso hasta Éfeso, 1 150 km. A ello hay que
sumar el recorrido por la región de Galacia. En este viaje, solo dentro del
Asia Menor recorrió un mínimum de 1 700 km.
La última etapa de la vida de Pablo, que
abarca desde su apresamiento en Jerusalén hasta su presencia en Roma.
La
cautividad de Pablo en Roma, considerada un hecho fidedigno, habría tenido una
duración de dos años, tiempo en que el Apóstol no vivió encarcelado sino en
custodia lo que, sin embargo, acotó sus libertades.
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