jueves, 16 de mayo de 2013

LA INFLUENCIA PAGANA EN LA TRADICIÓN CATÓLICA II


·         LAS FIESTAS LOCALES

En todas las localidades, ya sean europeas como americanas, tenemos fiestas locales siempre celebradas en nombre de una advocación mariana o de un santo, patrón de dicha localidad. Esta tradición de nuevo tiene su trasfondo pagano, puesto que antes de la entrada de la fe cristiana como religión oficial, las localidades tenían una deidad "patrona" que les infundiera protección y por supuesto, tenían sus fiestas conmemorativas. Así, como las mayoría de las festividades fue cristianizada eliminado la supuesta protección de una deidad pagana, pasando su supuesta protección a un santo o a la mismísima María, en alguna de sus numerosas advocaciones.

·         TODOS LOS SANTOS Y DIFUNTOS

La víspera del 1 de noviembre coincidía con una festividad, pagana, celta, la del "Samhein", fiesta que marcaba el final del verano y de las cosechas, para pasar a los días de frío y de oscuridad. En esa noche se creía que el dios de la muerte hacía volver a los muertos, permitiendo comunicarse así con sus antepasados. También esta práctica era habitual en el pueblo romano, pues el 21 de febrero celebraban la fiesta de "Feralia" ayudando con sus oraciones a la paz y el descanso de sus difuntos.
En la tradición católica esta festividad se inicia cuando el "Papa" Bonifacio IV, el 13 de Mayo del 609 o 610, consagró el "Panteón de Agripa" al culto de la "Virgen y los mártires", comenzando así una fiesta para conmemorar a esos santos anónimos, desconocidos por la mayoría de la cristiandad, pero que por su fe y obras, son dignos de reconocimiento por toda la humanidad.
Es el Papa Gregorio III (731-741) el que cambia la fecha del 13 de mayo a la del 1º de noviembre. El porqué ya lo conocemos, asegurarse así la conversión, a cualquier precio, de estos pueblos, adoptando así prácticas paganas.
  Como habrás podido leer, existen razones para claras para desechar tales festividades, puesto que ninguna de ellas tiene base en la Palabra de Dios y por lo tanto, estamos ante ritos paganos, eso si cristianizados, pero sin sentimiento espiritual cristiano.
Creo que lo que quiere el Señor es que celebremos, si a ti te ha sucedido, cada uno su Pentecostés, es decir, su nacimiento de nuevo y dar gracias, a diario, por este gran advenimiento, pues Cristo mora en nosotros a través de su Espíritu.

  LA INFLUENCIA PAGANA EN LA TRADICIÓN CATÓLICA

  En este artículo quiero reflexionar sobre las grandes influencias que ha tenido la tradición religiosa pagana (babilónica, egipcia, griega y romana, entre otras) en la mayoría de los ritos, imágenes y símbolos de la religión católica.
La propia Palabra de Dios, como he desarrollado en varios de los artículos que tengo publicados en esta Web, no faculta, sino que prohibe, a todo cristiano el uso, ni siquiera para adorar a Dios, de imágenes, tal y como así nos lo expresa el propio Dios Padre, en los diez mandamientos (Deuteronomio 5).
¿Entonces, por qué han sido usadas por la tradición católica?, ¿por qué se han atrevido a cambiar la propia Ley divina?, ¿en verdad nos acercan a Dios?. Son preguntas a las que intentaré dar una respuesta.
Iconografía y símbolos católicos
Ningún católico puede negar la importancia de los escritos del Antiguo Pacto, o sea, el Antiguo Testamento, puesto que debemos entender que está completamente vigente, eso si, comprendido con la Luz del Nuevo Pacto, o sea, con el Espíritu Santo que mora en las personas que siguen el Evangelio de Cristo.
Partiendo de la premisa que nadie puede quebrantar ni cambiar los mandamientos (Mateo 5.17-20) y que toda la escritura está inspirada por Dios (2ª Timoteo 3.16), tenemos que empezar a preguntarnos de dónde aparece la autorización para que se pueda representar a Nuestro Señor Jesucristo, a María, la madre del Señor, o a los llamados "santos" y mártires del cristianismo.
Si no eres un gran lector de la Palabra de Dios, es decir, de la Biblia, o no conoces bien las Escrituras, podrás pensar que en algún lugar del Nuevo Testamento aparecerá la autorización para que el Segundo Mandamiento (es decir, el que prohibe realizar y adorar imágenes de lo que está en los cielos... Deuteronomio 5.2) se acomode al decálogo de la religión católica. Pues bien amigo/a, esto no se produce. Por lo tanto, el cambio se debió producir por una persona, llámese "Papa" u "Obispos", que por mucha autoridad en cuestiones de Fe que se les pueda adjudicar, no tienen ninguna base divina para realizarlo.
Yo, personalmente, no me atrevo a contradecir a nuestro Padre, es decir, a Dios "y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el cual está en los cielos" (Mateo 23.9) y por mucho que alguien de este mundo me pueda justificar este cambio, no puedo seguirle, pues iría en contra del Evangelio de Cristo, que en ningún momento invalida los mandamientos.
Entonces, si los primeros cristianos, tal y como Pablo nos relata en sus cartas, seguían el Evangelio de Cristo y eran respetuosos con la Ley de Dios, ¿cuándo llegó el momento de la desviación?. Es fácil la respuesta; por la tradición religiosa pagana.
En el transcurrir de los primeros siglos de nuestra era, el Evangelio de Cristo fue predicado por todo el Mediterráneo. En estos pueblos, receptores de la Palabra, chocaba de una forma frontal el que se les hablara de un solo Dios y mucho más que ese mismo Dios hubiese venido a este mundo, de una forma tan humilde, para dar su vida en sacrificio por nuestros pecados. Ellos creían en infinitos dioses y asimilaban en sus culturas a los dioses de los pueblos a los que conquistaban e, incluso, tenían un pedestal sin imagen para el Dios desconocido, tal y como nos relata Pablo en su viaje a Atenas "Porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Aquél pues, que vosotros honráis sin conocerle, a éste os anuncio yo" (Hechos 17.23).
Por su propia cultura creían que tener un solo Dios era símbolo de pobreza, así que las diferencias eran muchas, pero no insalvables para el Evangelio, para los que se entregaron a Cristo en cuerpo y alma. Sin embargo, conforme transcurre el tiempo, la Iglesia va siendo cada vez más numerosa e incluso llega a convertirse gente poderosa dentro de las instituciones del Imperio, es decir, va teniendo cada vez más "prestigio", ya deja incluso de ser perseguida y con la llegada de Constantino es legalizada; deja de ser una Iglesia de Catacumbas para pasar a ser una "religión" con poder, que intenta dejar sin prosélitos a las otras religiones, es decir, las paganas, hasta llegar a ser consideradas éstas últimas ilegales y, la cristiana, pasar a ser la religión oficial del Imperio Romano. En este camino, que he tratado con tanta rapidez, pero de todos conocido, es donde se produce el hecho, el cual es objeto de este artículo; la desviación del Evangelio de Cristo.
La religión oficial del Imperio, tal y como he apuntado, era politeísta e idólatra. Sus templos estaban repletos de imágenes, a las cuales se las adoraba y se les ofrecían sacrificios y ofrendas. El origen de estos dioses era dispar; la mayoría procedía de la cultura helenística y a su vez ésta los adoptó de las culturas babilónica y egipcia. Roma lo que hacía era "latinizar" su nombre, así por ejemplo El Dios supremo de la mitología Romana era Júpiter, el cual era conocido en Grecia como Zeus, pero respetaba toda su doctrina y culto.
¿Cómo pudo influir esta religión pagana en el cristianismo de entonces, si las diferencias eran tan claras?. La respuesta tiene que ver con laidolatría; la cultura religiosa se basaba en el culto a las imágenes. Cuando a un pagano o gentil se le hablaba de Nuestro Señor, esta persona lo asociaba en un principio como a un dios más, pero tras una verdadera predicación, esa persona comprendía el verdadero sacrificio que Él hizo por su pueblo, y por lo tanto empezaba a conocer la Palabra. Pero cuando el predicador le hablaba de que debía dejar sus ídolos, esta persona decía que NO. El problema estaba en que este Nuevo Dios, el Dios verdadero, no tenía ni nombre ni imagen y por lo tanto, su base doctrinal era la Fe, el creer sin ver. La cultura pagana estaba basada en el respeto a los demás dioses, en las imágenes, en las fiestas, todo ello estaba enraizado en la sociedad imperial. No digo que no existieran cristianos verdaderos que se entregaran a Cristo en Espíritu y en verdad, todo lo contrario. Hablo del sentir general de la sociedad.
El problema de aquel entonces es bastante grande, puesto que por ese camino siempre seguirían siendo una Iglesia perseguida y proscrita. La solución la encontraron algunos hombres, que, llamándose cristianos, pensaron en algo que la misma Roma hizo en materia religiosa:respetar sus imágenes, eso si, convirtiéndolas en símbolos cristianos. Pero, esto iba en contra de la propia palabra de Dios, existía un mandamiento que lo prohibía. Solución: quitarlo y problema resuelto.
Pero, ¿cómo mantener los ídolos paganos?, ¿existían coincidencias doctrinales que permitiesen el cambio de nombre?. La respuesta, sorprendentemente, es que SI.
 Proceso de transformación de ídolo pagano en imagen católica
Como he avanzado, resultaba que, en verdad, existían coincidencias doctrinales entre las creencias paganas y las cristianas. Estas coincidencias no eran totales, como te habrás podido imaginar. Así encontramos ciertos paralelismos, entre Cristo, María y Jehová, y ciertos dioses y diosas de la mitología griega, babilónica y egipcias principalmente, todas ellas adoptadas por una religión clásica que era la que dominaba el ámbito religioso del Imperio.
Comenzaré a analizar estas semejanzas y su proceso de aceptación en una naciente religión, la católica, que tal y como ahora ocurre, tiene en el ecumenismo su vía hacia un futuro en franca expansión.

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