Lucifer (del latín lux "luz" y fero "llevar": "portador de
luz") es, en la mitología romana, el equivalente griego de Fósforo o Eósforo (Έωσφόρος) ‘el portador de la Aurora’
que proviene de la antigua dama oscura Luciferina.
Este concepto se mantuvo en la antigua astrología romana en la noción de la stella matutina (el lucero del alba) contrapuesto a la stella vespertina o el véspere (el lucero de la tarde o véspero),
nombres éstos que remitían al planeta Venus,
que según la época del año se puede ver cerca del horizonte antes del amanecer
o después del atardecer.
En la tradición cristiana, Lucifer representa al ángel caído,
ejemplo de belleza y sabiduría a quien la soberbia condujo a los infiernos,
transformándose en Satanás.
La primera vez que se cita el nombre de
Lucifer (Luzbel,) es en un texto del profeta Isaías (Is
14.12-14) de la Vulgata de San Jerónimo (siglo V), traducción que él
hace de la Biblia, del griego (Nuevo Testamento) y hebreo (Antiguo Testamento)
al latín, para designar a la palabra Lucero. En este texto se
vislumbra el antiguo relato del ángel caído:
Español: "¡Cómo has caído del cielo, Lucero,
hijo de la Aurora! Has sido abatido a la tierra dominador de
naciones! Tú decías en tu corazón: "escalaré los cielos;
elevaré mi trono por encima de las estrellas de Dios; me sentaré en el monte de
la divina asamblea, en el confín del septentrión escalaré las cimas de las
nubes, seré semejante al Altísimo"
No obstante, además del sentido
grecolatino del término, Lucifer ya era identificado por la
tradición veterotestamentaria con
una estrella caída, ya que en el lenguaje bíblico las estrellas representan a
los ángeles.
Otro texto del profeta Ezequiel también podría ser ilustrativo:
"Hijo de hombre, entona una elegía
sobre el rey de Tiro. Le dirás: Así dice el Señor Yahveh: Eras el
sello de una obra maestra, lleno de sabiduría, acabado en belleza. En Edén
estabas, en el jardín de Dios. Toda suerte de piedras preciosas formaban tu
manto: rubí, topacio, diamante, crisólito, piedra de ónice, jaspe, zafiro,
malaquita, esmeralda; en oro estaban labrados los aretes y pinjantes que
llevabas, aderezados desde el día de tu creación. Querubín protector de alas
desplegadas te había hecho yo, estabas en el monte santo de Dios, caminabas
entre piedras de fuego. Fuiste perfecto en su conducta desde el día de tu
creación, hasta el día en que se halló en ti iniquidad. Por la amplitud de tu
comercio se ha llenado tu interior de violencia, y has pecado. Y yo te he
degradado del monte de Dios, y te he eliminado, querubín protector, de en medio
de las piedras de fuego. Tu corazón se ha pagado de tu belleza, has corrompido
tu sabiduría por causa de tu esplendor. Yo te he precipitado en tierra, te he
expuesto como espectáculo a los reyes. Por la multitud de tus culpas por la
inmoralidad de tu comercio, has profanado tus santuarios. Y yo he sacado de ti
mismo el fuego que te ha devorado; te he reducido a ceniza sobre la tierra, a
los ojos de todos los que te miraban. Todos los pueblos que te conocían están
pasmados por ti. Eres un objeto de espanto, y has desaparecido para
siempre." (Ez 28.12-19)
Puede apreciarse que en un mismo mensaje
tiene doble destinatario: va dirigido a Satanás pero también a un engreído rey
humano. Aunque el mensaje va para el rey de Tiro, se dice que era ‘querubín
protector’, que estaba en el Edén, pero luego fue “precipitado
a tierra”... La soberbia fue lo que caracterizó todo el
proceso de rebeldía. Satanás y los suyos pretendían asemejarse a Dios.
Precisamente la soberbia es considerada como el más grave
pecado (Salmos 18:14). De ella se derivaron todas las clases de perdición
(Tobías 4:14). “Ciertamente la soberbia creará contienda…”
(Proverbios 13:10; Habacuc 2:5).
Puede resumirse que Lucifer era un ángel
muy hermoso que por soberbia se rebeló contra Dios,
queriendo ser como él, y fue denigrado como castigo, junto con el ejército de
ángeles rebeldes que arrastró consigo, siendo desde ese momento reconocido como
un Ángel caído. Desde
su rebelión es denominado "adversario" (en hebreo Satán -Satanás-).
·
Dicha caída es lo que se relata en el Génesis, cuando Satanás es simbolizado
como "la serpiente".
·
Durante los tiempos antiguos -Antiguo Testamento- Satanás estaba en el
ámbito terrestre (había perdido su condición de querubín celestial), pero podía
retornar al cielo. El relato de Job permite esa deducción:
“Y dijo el Señor a Satán: ¿De dónde
vienes tú? Y respondió Satán: He dado la vuelta por la tierra” (Job 1:7;
2:2)
Siglos después, en tiempos de Jesús,
estaba siendo juzgado (Jn 16:11), pero aún no había ocurrido lo fundamental.
Jesús explica que el Reino de Dios tiene como fin contrarrestar "la
autoridad y poder de Satanás". Para confinarlo en tierra (sin retorno al
cielo) era indispensable el sacrificio de Cristo. Eso fue lo determinante.
·
“... la sangre del Cordero” determinó que “no tenga más lugar
en el cielo”. (Apocalipsis 12 lo expresa en los versículos 11 y 8). Luego, la
acción de arrojarlo por tierra es efectuada por el arcángel Miguel con sus
ángeles. Las implicancias de ese hecho se describen en Apocalipsis 12
versículos 7 al 11.
Para el diablo, lo trágico es que si antes podía subir al cielo
(Zac 3:1), desde el triunfo de Cristo ha perdido ese privilegio, o sea, no
puede volver hasta aquél nivel como “acusador” (Ap.12:8). Por eso la alegría
celestial:
“alegraos, ¡oh cielos, y los que moráis
en ellos! ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el
diablo ha descendido a vosotros, teniendo grande ira...” (Ap. 12:12).
El judaísmo consideraba a Lucifer y a Satanás como dos entidades separadas.
Igualmente el gnosticismo considera
a Satanás y a Lucifer dos personajes completamente diferentes, siendo el
primero un terrible demonio y el segundo la sombra del logos, el divino
tentador, el entrenador psicológico, aquel que pone a prueba al adepto para
lograr la iniciación.
En el cristianismo ambos conceptos son
identificados con el Diablo (Apocalipsis 12,9). La diferenciación
radica en que Lucifer es el nombre del "Príncipe de los demonios"
como ángel antes de su caída; y el nombre de "Satán" o Satanás, el que adopta después. (Ya que
"Lucifer" significa en latín "portador de luz",
mientras que "Satán" es "adversario" en hebreo).
Por lo demás, Lucifer forma parte también
del panteón de deidades vuduistas, hecho éste que
hace ostensible, una vez más, el carácter sincrético de este culto.
Yezidismo
La doctrina mormona indica lo siguiente en
sus libros canónicos Doctrina y Convenios y Perla de Gran Precio:
En D&C 76:25-29 dice: "...un
ángel de Dios que tenía autoridad delante de Dios, el cual se rebeló en contra
del Hijo Unigénito, a quien el Padre amaba y el cual estaba en el seno del
Padre, fue arrojado de la presencia de Dios y del Hijo, y fue llamado Perdición,
porque los cielos lloraron por él; y era Lucifer, un hijo de la mañana.Y vimos;
y he aquí, ¡ha caído, un hijo de la mañana ha caído! Y mientras nos hallábamos
aún en el Espíritu, el Señor nos mandó que escribiésemos la visión; porque
vimos a Satanás, la serpiente antigua, sí, el diablo, que se rebeló contra Dios
y procuró usurpar el reino de nuestro Dios y su Cristo; por tanto, les hace la
guerra a los santos de Dios, y los rodea por todos lados.
En Moises 4:1-4, se lee: "...es el
mismo que existió desde el principio; y vino ante mí, diciendo: Heme aquí,
envíame a mí. Seré tu hijo y redimiré a todo el género humano, de modo que no
se perderá ni una sola alma, y de seguro lo haré; dame, pues, tu honra. Pero,
he aquí, mi Hijo Amado, que fue mi Amado y mi Escogido desde el principio, me
dijo: Padre, hágase tu voluntad, y sea tuya la gloria para siempre. Pues, por
motivo de que Satanás se rebeló contra mí, y pretendió destruir el albedrío del
hombre que yo, Dios el Señor, le había dado, y que también le diera mi propio
poder, hice que fuese echado abajo por el poder de mi Unigénito; y llegó a ser
Satanás, sí, el diablo, el padre de todas las mentiras, para engañar y cegar a
los hombres y llevarlos cautivos según la voluntad de él, sí, a cuantos no
quieran escuchar mi voz.
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